Las impresoras 3D están encontrando utilidad en el terreno empresarial pero parece que también en el mundo del crimen. Hace unos meses unos delincuentes fueron capaces de replicar tarjetas de crédito con una impresora 3D hasta el punto de hacerse con un botín de 400.000 dólares.
Si esto te parece llamativo puede quedarse en poca cosa cuando descubres hasta dónde pueden llegar las nuevas tecnologías en terrenos tan pantanosos. Un alemán se las ha apañado para conseguir una copia de una llave idéntica a las que utilizan los policías para abrir y cerrar esposas.

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