El concepto de ‘comida prefabricada’ parece que va a tener un nuevo significado en poco tiempo. Por un lado ya existe la tecnología necesaria para ‘fabricar’ carne y otros alimentos en un laboratorio a partir de un cultivo de células. Imagina aquí tomar una muestra de jamón serrano, pulsar un botón y esperar a que una máquina clone las células poco a poco hasta conseguir la cantidad deseada. Otro invento inquietántemente futurista en este mismo sentido son las impresoras de comida, básicamente impresoras 3D que en lugar de tinta utilizan como material de impresión células y productos alimenticios básicos. Concretamente, el invento del que hablamos aquí es una impresora que podría imprimir hamburguesas o aquella comida que más te guste.
En lugar de imprimir textos sobre una hoja de papel o figuras tridimensionales con plástico, esta impresora dispondría de cartuchos rellenos de una substancia llamada bioink (biotinta) que está compuesta básicamente por células vivas utilizando la técnica que mencionamos anteriormente, es decir, introducen algunas células vivas en el cartucho y esperan a que se reproduzcan de forma natural. Lo único que tendrías que hacer es seleccionar la forma que más te guste, digamos una hamburguesa, y pulsar el botón de imprimir. A partir de ese momento la impresora se pone en marcha y comienza a ‘construir’ desde cero el alimento en cuestión.
Si te parece algo hasta cierto punto repulsivo quizás lo veas todavía más cuando te enteres de que la técnica que utiliza esta impresora ya se utiliza en algunos prototipos ideados para conseguir órganos para transplantes.
Lo interesante aquí es que, teóricamente, algún día puedas comerte una hamburguesa con forma de manzana o aquella que prefieras o incluso ‘algo’ con aspecto de hamburguesa pero que sabe a chocolate, por poner un par de ejemplos. Una idea genial para engañar convencer a los más pequeños de que coman pescado con forma de aquello que más les guste, aunque de hecho lo que coman ni siquiera sea pescado realmente.
La impresora se está diseñando en Alemania con un coste de más de 200.000 euros, pero no te extrañes si en pocos años puedes comprar como periférico para tu ordenador una de estas impresoras de comida caseras. La excusa de más de uno para no moverse de al lado del ordenador ni para prepararse algo para comer. Por otro lado, lo mismo te valdría para imprimirte comida como para fabricarte una oreja (usando silicona) si pierdes una tal como se ve en el vídeo de abajo a modo de demostración. [bbc, vía gizmodo]
Pingback: La primera casa construida con una impresora 3D
¡No! si yo ya eh comido de esta comida, con solo ir a un restaurante de las cadenas BurgerKing o McDonalds es suficiente para probar comida que sabe a cartón.No hay como la comida popular hecha en casa o en merenderos de los mercados y comerse una buena pupusa o una excelente baleadas con frijolitos.
Pingback: Fabrican riñones con impresoras 3D que ‘están vivos’