Antes de que existiera Internet o siquiera los teléfonos de cable la gente tenía que salir de su casa y acercarse al ‘centro de comunicaciones’ más cercano (central de telégrafos) para enviar mensajes cortos en forma de telegramas. Entonces un operador abría su máquina morse y comenzaba a darle golpecitos para enviar el mensaje de texto.
Esto nos podría llevar a pensar que, en el fondo, los mensajes cortos de hasta 140 caracteres de Twitter no son más que la versión digital 2.0 de los clásicos telegramas y parece que esta es la excusa que ha tenido Martin Kaltenbrunner para crear esta máquina:
Se trata de un viejo transmisor Morse que ha sido remodelado tecnológicamente. Le han añadido unos circuitos internos y un cable de red y funciona realmente … cuando envías un mensaje se transmite a través de la Red y acaba publicado en la cuenta de Twitter de Martin. Bastante divertido, muy geek y aparentemente sin uso práctico, digo aparentemente porque en casos extremos puede llegar a tener utilidades inesperadas.