El Project Flake se basa en la idea de un coche futurista cuyas forma exterior se adapta y cambia según las circunstancias coo si estuviera vivo. La carrocería está compuesta por una serie de láminas a modo de escamas que se adaptan entre sí como en un puzzle para formar una superficie lisa y aerodinámica o se separan para conseguir más resistencia al aire cuando es necesario, por ejemplo al frenar o al tomar una curva, consiguiendo más estabilidad y velocidad.
Las escamas que rodean el vehículo se separan gracias a un sistema basado en nanotubos de carbono super resistentes y un sistema electromagnético que se encarga de modificar su posición de forma dinámica. Al menos esta es la teoría del concepto, pero en cualquier caso independientemente de que sea o no funcional en la práctica lo cierto es que el aspecto externo es realmente impresionante. Un vídeo detrás del salto.
Fuente inhabitat