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Human Rights Watch quiere prohibir los aviones de guerra no tripulados en todo el mundo

Los principales ejércitos del mundo se dirigen poco a poco hacia un mundo militar en el que los soldados sean solo operadores de máquinas que pueden manejarse a distancia o que incluso pueden funcionar de forma autónoma.

Esto que podría parecer parte de un clásico argumento de película de ciencia-ficción se está haciendo realidad a pasos agigantados. Las máquinas voladoras autónomas (drones) están ya operativas en algunos puntos del mundo realizando misiones militares, mientras que otros robots autónomos terrestres parecen estar a un paso de hacer realidad el mundo ficticio de Terminator de una forma bastante inquietante.

Human Right Watch asegura que todavía estamos a tiempo de detener este proceso de automatización de los ejércitos antes de que sea demasiado tarde. Entre otras cosas, ha presentado un informe de 50 páginas llamado ‘Perdiendo la Humanidad’ (un título que puede interpretarse de varias maneras) en el que desarrollan argumentos con los que pretenden detener la proliferación internacional de este tipo de armamento. Posiblemente una causa perdida, pero ahí está.

Este tipo de armas no tiene solo un interés tecnológico y táctico por parte de muchos gobiernos. Hay que tener en cuenta que la presión social que puede ejercer la ciudadanía de un país para detener una guerra está muchas veces basada en el hecho de tener que enviar soldados a un país extranjero a arriesgar su vida, nadie quiere ver cómo su hijo acaba involucrado en batallas a miles de km de distancia. Este problema se corta de raíz con este tipo de armamento manejado a distancia o que funciona de forma autónomo, el número de quejas ciudadanas se reduce sensiblemente y las guerras pueden durar más sin problemas políticos y sociales.

Aparte de eso, una máquina no tiene sentimientos y no pone en duda ninguna cuestión ética, simplemente ataca un objetivo y lo destruye sin pensar qué es lo que está haciendo, es decir, el potencial destructivo se multiplica exponencialmente.

Hace años, algunos militares estadounidenses también avisaron sobre los riesgos colaterales que acabarían teniendo este tipo de armamento. Imagina que un soldado acude a su trabajo por la mañana, se sienta a los mandos virtuales de un drone situado a 10.000 km de distancia y comienza a eliminar seres humanos como si estuviera en un videojuego. Incluso podría terminar de masacrar una zona justo antes de acabar su jornada de trabajo e irse con unos amigos a comerse una hamburguesa como quien acaba un trabajo de oficina. En el caso de los drones automatizados la deshumanización sería total porque el hecho de matar no tendría que pasar siquiera por un filtro humano. [HRW, Popsci]

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