La enorme cantidad de satélites que orbitan el planeta se están perfilando como herramientas útiles en campos que no esperabas, en este caso unos arqueólogos han utilizado uno de estos satélites dotados de un sistema de cámaras por infrarrojos para analizar terrenos diversos y, como resultado, han dado con un tesoro oculto, 17 pirámides perdidas bajo la arena del desierto egipcio.
Además de las pirámides han dado con 1000 tumbas y 3.000 lugares con restos de poblaciones antiguas y todo de un solo golpe gracias a la tecnología, algo que contrasta con los clásicos arqueólogos que pasaban meses o años de trabajo antes de dar con un hallazgo interesante.
El sistema es capaz de diferenciar construcciones realizadas por humanos de otras naturales porque los ladrillos de barro que utilizaban en la antigüedad son más densos que los materiales que los rodean y, debido a esa característica, absorben más luz y la luz que reflejan pertenece a un tipo de espectro concreto, todo ello da pistas suficientes para indicar puntos concretos donde empezar a escavar.
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