Aquellos que se pasen unas horas al día sentados delante de una pantalla jugando a un videojuego lo saben: este tipo de actividad te deja unos dedos de culturista pero el resto de los músculos del cuerpo se quedan atrofiados. El futuro de los videojuegos podría ser radicalmente opuesto a esta idea y es posible que aquellos que se enganchen a uno de estos juegos durante varias horas al día acaben convertidos en algo así como atletas digitales.
La idea de que los juegos fueran más activos desde el punto de vista muscular lo inició Wii hace unos años con su famoso Wiimote que te obligaba a moverte más de lo normal mientras jugaba. Sin embargo esto es poco comparado con la combinación que se muestra en el vídeo de abajo donde se aprecia a alguien jugando a Team Fortress 2 de forma diferente: por un lado un Oculus VR, un casco-visor que te sumerge de lleno en mundos virtuales. Por otro lado, una cinta de andar omnidireccional, también de la misma compañía, conectada a una Kinect. Esta cinta onmidireccional te permite desplazar a tu personaje virtual en el juego como si fueras tú mismo, es decir, mientras juegas te hartas de andar, correr y saltar. Además de darle más realismo al asunto lo que obtienes es un par de piernas super-musculadas proporcionalmente a los niveles de adicción que tengas al juego. ¿Quién dijo que los video-juegos no eran sanos?