Uno de los efectos claros que observas cuando el agua está hirviendo es el clásico burbujeo que se produce en su superficie. Gracias a esto sabes que no debes introducir un dedo en un recipiente para comprobar la temperatura del agua porque sabes que vas a quemarte, aunque a partir de ahora quizás ya no.
Unas esferas de metal tratadas con nanopartículas en su superficie consiguen el truco. Una vez dentro del agua puede elevarse la temperatura hasta los 100 grados sin que se note ninguna alteración en su superficie, tal como si estuviera a temperatura ambiente.
El fenómeno ocurre debido al efecto Leidenfrost, básicamente una capa de vapor que se genera alrededor de una superficie en contacto con un líquido muy caliente. En este caso, las nano partículas aumentan la superficie que se calienta alrededor de las bolas de metal, el vapor que se genera alrededor de ellas es el que de otra manera acabaría produciendo burbujas en la superficie del agua. El resultado: no ves burbujas porque las nano-partículas las atraparon en su superficie.
La utilidad de este invento puede ser cuestionable, quizás la tenga en entornos industriales o quizás algún día puedas comprar ollas para cocinar que no produzcan burbujeos durante la cocción de los alimentos. En cualquier caso, otro punto más que nos muestra el futuro que nos reservan las a veces misteriosa tecnología basada en nano-partículas.