Gracias a los últimos avances tecnológicos y a la cantidad de información que puedes encontrar en Internet encuentras que los pequeños científicos que están todavía madurando sus mentes hacen pequeños prodigios como en el caso de esta chica que ves en la imagen de abajo. Todavía va al instituto pero eso no impide que se haya embarcado en un curioso proyecto: nada menos que una fábrica de biofuel. Como al parecer no tenía espacio suficiente en su casa no tuvo alternativa y la instaló debajo de su cama.
Los proyectos sobre energías alternativas basados en algas no son nuevos, como tampoco lo son los adolescentes que exprimen sus mentes para conseguir artilugios interesantes aprovechando los recursos que tengan cerca. En este caso Sara Voltz dedicó sus esfuerzos para conseguir aceite que puede ser utilizado como combustible. Por si fuera poco, las algas pueden seguir produciendo combustible de forma indefinida mientras estén vivas.
La idea de este proyecto es conseguir que la producción del combustible sea más barato del que se consigue con las técnicas actuales. Para ello, Sara se dedicó a cuidar de las algas para crecieran analizando cuáles de ellas producían más biofuel, aquellas menos productivas eran aniquiladas con pesticida. Aplicando esta técnica de selección consiguió un grupo de algas especialmente eficientes a la hora de producir el combustible.
De momento la chica ha ganado un premio de 100.000 dólares en un concurso patrocinado por Intel que busca ideas novedosas y quién sabe si algún día el invento dará lugar a una máquina que fabrique combustible que puedas tener en casa. [Vía]